miércoles, 20 de agosto de 2014

Nombre de mi estrellita: ARI

Después de varios días me decido a hablar de algo que ha sido bastante duro para mi. Algo de lo que nadie debería hablar nunca. Un sentimiento que nadie debería tener que expresar ni contener nunca.

Esta enfermedad cada vez me demuestra más lo cruel que es, y que no le importa quien se le ponga por el medio, que sin dudarlo, y no sin antes hacerles pasar los peores momentos de sus vidas tanto a la persona afectada como a sus familiares y personas que le quieren, acabará con ella si o sí.

Voy a hablar de ella. Ariadna. Ari para los amigos. Cuando la conocí estábamos en el hospital “La Fe” de Valencia. Tuve relación con ella poco más de una semana, y afortunadamente la considero mi amiga, tanto a ella como al resto de personas que conocí allí. Ari era de mi edad, es más, y hablándo durante esos días nos dimos cuenta de que teníamos más cosas en común de las que aparentemente se veían (ambas eramos delgaditas, de la misma altura, y muy risueñas). Teníamos prácticamente los mismos gustos, era como si fuésemos dos hermanas que se acabasen de conocer.

Después de salir del hospital hablábamos muchísimo, y siempre me solucionaba cada una de las mil dudas que me surgían sobre el trasplante, ya que ella era una experta en esto.

Durante este año que no nos vimos estábamos en contacto. Cuándo veía una foto de ella en algún sitio rápidamente le preguntaba que qué le había pasado, y hasta que no me contestaba y me tranquilizaba no se me quitaba el nudo del estómago.

Este año fue duro para ella... pasó por varios ingresos y finalmente, después de unos días muy duros para ella, la enfermedad consiguió dar un paso por delante de ella y sus pulmones no pudieron aguantar ese adelantamiento.


Eras, eres y serás una campeona Ari. La más valiente. Cuídanos como tu sabes.

Otra estrellita en el cielo.




jueves, 14 de agosto de 2014

Carta con lágrima asegurada

Esta es la carta, el mejor regalo de mi 20 cumpleaños. No es de extrañar que prefiera este tipo de regalos que cualquier cosa material, esto me llena tanto que no os lo podéis ni imaginar. La carta me la escribió mi primo mayor, de 23 años, y con el cual he compartido prácticamente toda mi vida desde que nací. El ha sido el que me ha cuidado, ha jugado conmigo, me aguanta, me consiente... y siempre con una sonrisa.
A continuación voy a poner la carta, y estoy segura de que simplemente con ver como me trata, todos aquellos que me queréis a mi vais a quererle a el también.
Allá va:

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HOLA PRIMA

Lo primero: ¡¡MUCHAS FELICIDADES!!

Ya son 20 años. Y no pasan a lo tonto ¿eh?. Ya te están saliendo arrugas... ¡y hasta canas!. Eres carne de residencia de viejos.
Y anda, como eres de pesada ya de por si, ya verás en tu cumple. Seguro que me toca aguantarte. Como toda la vida. Toda la vida con la mosca cojonera esta. Si es que ya hay días que ni comer tranquilo me dejas.
Pero bueno, mi intención con estas letras no es felicitarte y que me des las gracias por ello, no. Todo lo contrario. Soy yo el que quiere darte las gracias a ti.
¿Qué? Que... ¿Por qué? Pues por muchas cosas. Pero sobre todo por una muy valiosa: que tú seas tú, tal y como eres y no otra persona.

Parece lioso pero... me explico:

Habrá días peores y días mejores, más fáciles y más difíciles, pero tu siempre gastas algo de tu tiempo en lo mismo: en sonreir y en dar felicidad a los demás.
Seguro que hay días que te cuestan más. Seguro que hay días en los que te invade el cansancio de siempre lo mismo. Ojalá pudiéramos hacer algo para cambiarlo. Ojalá, y sin dudar, pudiera llevar yo esa carga que te tocó a ti. Ojalá pudiera quitártela y quedármela yo. Pero, por desgracia, no se puede. Sólo podemos arrimar el hombro y ayudarte en lo que podamos. Suerte que también re han tocado, ya los quisieran otros, una familia y sobre todo, unos padres increíbles, que siempre estarán ahí.

Aun así, solo se una cosa: yo no sería el tipo de persona que tú eres. No sería tan fuerte, no sería tan valiente.
Por eso te admiro. Por eso (y con un poco de ayuda de una peli, aunque cambiándolo un poco...) déjame decirte algo: < Cundo te ha llegado el momento de hacerte mayor y afrontar esa carga con más realismo (si cabe) lo hiciste, y en ningún momento del trayecto cambiaste y dejaste de ser la misma persona alegre que eras. Y cuando todo empeoró, le echaste huevos y no buscaste a quién echarle la culpa.

Voy a decirte algo que tú ya sabes: El mundo no es todo alegría y color. Es un lugar horrible. Y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido si no se lo impides. Nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte, y lo aguantas mientas avanzas. Hay que resistir sin dejar de avanzar. Tendrás que soportar los golpes, pero su sabes lo que vales, por eso conseguirás lo que mereces. Y el día de mañana no podrás decir que no estás donde querías por culpa de eso, de aquello, o de nada. Eso lo hacen los cobardes. Y tú no lo eres. Tu eres capaz de todo.

Por eso el día de mañana mis hijos te llamarán Tía. Porque quién mejor para estar con ellos que tú, la persona más valiente que conozco.
Por eso te admiro tanto, por ser como eres, porque ojalá yo fuera la mitad de la persona que eres tú.
Por eso, que nada ni nadie te cambie, y sigue regalando a los tuyos, día si y día también, FELICIDAD.
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Hay cosas en las que yo personalmente no estoy de acuerdo, ya que él siempre ha sido mi modelo a seguir, desde que eramos dos renacuajos yo iba donde el iba, me gustaba lo que a él le gustaba... y la culpa o el place de que yo sea como soy a día de hoy, a grandes rasgos, también es por tenerle siempre ahí. El mejor primo que nadie se puede imaginar tener me tocó a mi. Claramente mi suerte está en mi familia, en todos y cada uno de ellos que me apoyan cuando lo necesito y están ahí sean cuales sean las circunstancias.

lunes, 4 de agosto de 2014

LAS PIEDRAS

LAS PIEDRAS

Cierto día un motivador experto estaba dando una conferencia sobre gestión de tiempo a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidaran.

De pie frente al auditorio de gente muy exitosa dijo: Quisiera hacerles un pequeño examen...

De debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro.
Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio: ¿Está lleno este jarro?
Todos los asistentes dijeron ¡Sí!
  Entonces dijo: ¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras pequeñas de construcción. Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes.

Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más: ¿Está lleno este jarro?

Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.
Muy bien contestó el expositor. Sacó de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas.
Una vez más pregunto al grupo: ¿Está lleno este jarro?
Esta vez varias personas respondieron a coro: ¡No!

Una vez más el expositor dijo: ¡Muy bien! luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al jarro con piedras hasta que estuvo lleno hasta el borde mismo. Cuando terminó, miro al auditorio y preguntó: ¿Cual creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?

Uno de los espectadores levantó la mano y dijo: La enseñanza es que no importa como de lleno esté tu horario, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas.

¡No! replicó el expositor, esa no es la enseñanza.

La enseñanza es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento.



Hace tiempo que leí este cuento y creo que es bastante apropiado para dar a entender las cosas importantes que tenemos en la vida. Todos. 
Estas piedras grandes, como bien dicen en el texto, si no las colocas al principio, si no haces de ellas algo principal y prioritario, luego no habrá espacio o tiempo para ellas. 

Cada persona puede hacer que sus piedras grandes sean sus familiares, sus amigos, el trabajo, el dinero... eso depende de cada uno, pero es importante darse cuenta de que la moraleja de esta historia es de lo más verdadera. Ahora es el momento de que cada uno piense y recapacite sobre cuales son las "piedras grandes" de su vida.